MIRANDA! EL DISCO DE TU CORAZÓN...
A continuación les presento la critica de un lector muy interesante sobre Miranda publicada en la ultima versión de la Rolling Stone...

En la viña del pop, el hit manda y satura cada vez que aplica sus estrategias radiales de conquista. Miranda! es un grupo de hits instantáneos y no esquiva esa manía por los estribillos adherentes y las coreografías espontáneas. Sin restricciones, el segundo disco de Ale Sergi y sus expresivos compañeros, sonó hasta el hartazgo desde mediados de 2003 y el nuevo fenómeno terminó de instalarse en la tele cuando Mirtha Legrand susurró la frase “¡¡¡Es la guitarra de Lolo!!!”. Era demasiado, mucha exposición y poco margen para disfrutar de un sonido contagioso con anticipada fecha de vencimiento. Miranda! no era Bandana y mucho menos Mambrú, pero comenzaba a cansar como esos inventos de las compañías discográficas. Nunca antes una banda under –en 2002 solía presentarse en Cemento– ascendía por mérito propio en la tierra de las radios de fórmula a puro instinto tecnopop y total desparpajo para abordar el patetismo que esconden las verdaderas historias de amor. Ahora que el éxito se mide en la cantidad de descargas telefónicas, Miranda! alcanzó la cifra de once millones. El disco de tu corazón contradice con gracia el estigma que persigue a todo tercer álbum de una banda consagrada y, nuevamente, será la musiquita ideal para ringtones, truetones y wallpapers. También incluye la producción hi-fi de Cachorro López, algunos invitados rutilantes y una baja sensible, Bruno de Vicente –tecladista y programador– abandonó el grupo hace unos meses. El ahora cuarteto asume desde el diseño de tapa una irónica adhesión como producto feliz en un mercado voraz: la imagen emula la estética de la cadena de hamburgueserías más famosa del planeta, otra muestra de ingenio y ambición pop.
Son doce canciones en un plan de superación, que suenan mejor que todo lo que ha producido Miranda! hasta la fecha y viajan rápido por el clima festivo aunque las letras hablen de todo lo contrario. Ruptura, hastío y obsesiones amorosas convierten a Ale Sergi en nuestro Alberto Migré de la canción-culebrón. Cuantomás fuerte es el conflicto afectivo, más aparece el estribillo adecuado para bailar en la tristeza: “Esta historia es pasado, ya fue/ pero nos ha matado lo sé/ da por seguro mi amor, te lo juro/ nadie va a amarte como yo lo haré”, canta en “Prisionero”, el hit inicial del disco y una letra con rima al estilo Paz Martínez, que en su arenga electro obliga a ser parte del coro de decepcionados. De aquí en más el disco dispara novedades en cuanto a sonido –las infinitas capas de voces fueron grabadas artesanalmente, como lo hacía Queen en la década del 70– y nuevas vidas para esos temas que de tan pegadizos a veces agobian: el reggae-cumbia “Perfecta” junto a Julieta Venegas, las cuerdas de “Nada es igual” y la balada acústica “Hasta hoy”, con su amor por Abba, corrigen las riñas previsibles entre Sergi y Juliana Gattas, y algunos abusos en materia de programaciones berretas. En ese equilibrio infiel, una suma de inteligente pop exacerbado y producto de alto consumo, Miranda! alcanza el equilibrio perfecto y hasta explica muchas de sus exageraciones cuando canta junto a Olvido Gara: la divina Alaska, reina madre del tecnopop español al frente de Fangoria, traduce con inigualable garbo las intenciones de Sergi para compartir “Vete de aquí”, una gloria dance con letra de bolero mala onda hecho de reproches y reclamos. ¡Una maravilla! Hay más, todos futuros éxitos según la elección de corte que determinen los videos promocionales y otras estrategias de mercado: la seguidilla, luego de “Prisionero” y “Perfecta”, podría continuar con la tensión eléctrica de “Enamorada” o con el gimnástico “Amanece junto a mí”.
Sin llegar a patear el mapa de dominación conseguido luego de un laborioso recorrido, Miranda! perfeccionó su estilo de telenovela de tresminutos y alto impacto visual, arriesga en algunos decorados y se vuelve implacable cuando tiene que mostrar su mejor pop, ese que se mete en el cuerpo y provoca satisfacción inmediata por un tiempo determinado.
Por Oscar Jalil
En la viña del pop, el hit manda y satura cada vez que aplica sus estrategias radiales de conquista. Miranda! es un grupo de hits instantáneos y no esquiva esa manía por los estribillos adherentes y las coreografías espontáneas. Sin restricciones, el segundo disco de Ale Sergi y sus expresivos compañeros, sonó hasta el hartazgo desde mediados de 2003 y el nuevo fenómeno terminó de instalarse en la tele cuando Mirtha Legrand susurró la frase “¡¡¡Es la guitarra de Lolo!!!”. Era demasiado, mucha exposición y poco margen para disfrutar de un sonido contagioso con anticipada fecha de vencimiento. Miranda! no era Bandana y mucho menos Mambrú, pero comenzaba a cansar como esos inventos de las compañías discográficas. Nunca antes una banda under –en 2002 solía presentarse en Cemento– ascendía por mérito propio en la tierra de las radios de fórmula a puro instinto tecnopop y total desparpajo para abordar el patetismo que esconden las verdaderas historias de amor. Ahora que el éxito se mide en la cantidad de descargas telefónicas, Miranda! alcanzó la cifra de once millones. El disco de tu corazón contradice con gracia el estigma que persigue a todo tercer álbum de una banda consagrada y, nuevamente, será la musiquita ideal para ringtones, truetones y wallpapers. También incluye la producción hi-fi de Cachorro López, algunos invitados rutilantes y una baja sensible, Bruno de Vicente –tecladista y programador– abandonó el grupo hace unos meses. El ahora cuarteto asume desde el diseño de tapa una irónica adhesión como producto feliz en un mercado voraz: la imagen emula la estética de la cadena de hamburgueserías más famosa del planeta, otra muestra de ingenio y ambición pop.
Son doce canciones en un plan de superación, que suenan mejor que todo lo que ha producido Miranda! hasta la fecha y viajan rápido por el clima festivo aunque las letras hablen de todo lo contrario. Ruptura, hastío y obsesiones amorosas convierten a Ale Sergi en nuestro Alberto Migré de la canción-culebrón. Cuantomás fuerte es el conflicto afectivo, más aparece el estribillo adecuado para bailar en la tristeza: “Esta historia es pasado, ya fue/ pero nos ha matado lo sé/ da por seguro mi amor, te lo juro/ nadie va a amarte como yo lo haré”, canta en “Prisionero”, el hit inicial del disco y una letra con rima al estilo Paz Martínez, que en su arenga electro obliga a ser parte del coro de decepcionados. De aquí en más el disco dispara novedades en cuanto a sonido –las infinitas capas de voces fueron grabadas artesanalmente, como lo hacía Queen en la década del 70– y nuevas vidas para esos temas que de tan pegadizos a veces agobian: el reggae-cumbia “Perfecta” junto a Julieta Venegas, las cuerdas de “Nada es igual” y la balada acústica “Hasta hoy”, con su amor por Abba, corrigen las riñas previsibles entre Sergi y Juliana Gattas, y algunos abusos en materia de programaciones berretas. En ese equilibrio infiel, una suma de inteligente pop exacerbado y producto de alto consumo, Miranda! alcanza el equilibrio perfecto y hasta explica muchas de sus exageraciones cuando canta junto a Olvido Gara: la divina Alaska, reina madre del tecnopop español al frente de Fangoria, traduce con inigualable garbo las intenciones de Sergi para compartir “Vete de aquí”, una gloria dance con letra de bolero mala onda hecho de reproches y reclamos. ¡Una maravilla! Hay más, todos futuros éxitos según la elección de corte que determinen los videos promocionales y otras estrategias de mercado: la seguidilla, luego de “Prisionero” y “Perfecta”, podría continuar con la tensión eléctrica de “Enamorada” o con el gimnástico “Amanece junto a mí”.
Sin llegar a patear el mapa de dominación conseguido luego de un laborioso recorrido, Miranda! perfeccionó su estilo de telenovela de tresminutos y alto impacto visual, arriesga en algunos decorados y se vuelve implacable cuando tiene que mostrar su mejor pop, ese que se mete en el cuerpo y provoca satisfacción inmediata por un tiempo determinado.
Por Oscar Jalil
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